sábado, 8 de junio de 2013

Las Pulquerías y la identidad cultural



Por: Rodrigo Olivares

La  formación del concepto de identidad mexicana  posterior a la revolución de 1910 derivó en una serie de reivindicaciones culturales tan comunes en la población como sus propias tradiciones. La búsqueda de figuras, iconos e historia que evocaran a lo mexicano convirtió el maguey, (entre muchas figuras estéticas mas) en un símbolo elemental para la filmografía del  país de los años cuarenta y cincuenta. La documentación fotográfica del movimiento armado no solo posicionó la figura de Zapata y Pancho  Villa como una evocación a lo nacional, sino también figuras como los grandes llanos con hileras interminables de magueyes,  el México predominantemente rural con sus campesinos en labor de la tierra y de sus bebidas.

La importancia del maguey no solo está en su imagen, también se encuentra en las utilidades de sus 254 especies, para elaborar: tequila, fibras (heneqén), medicinas (en la época prehispánica y colonial), mezcal y por supuesto pulque. La importancia del pulque como referente cultural del país se encuentra en el hecho de su resurgimiento como símbolo de vanguardia e identidad en plena globalización.

El pulque y sus pulquerías son uno más de los conceptos culturales endémicos que se niega a perderse dentro de la oleada homogeneizadora de la globalización. Las pulquerías nacen de la demanda natural de la población al esparcimiento y la relajación. El pulque previo al primer indicio de un establecimiento físico de cuatro paredes denominado pulquería, se comercializó legalmente entre los años 1521-1523 posterior a la conquista española, esta actividad comenzó como resultado de la caída de la figura ritual y solemne que se mantenía en el imperio azteca.

La bebida embriagante de alta disponibilidad no tardó en generar problemas para el nuevo gobierno, la despenalización del consumo de pulque para la población en general rompió con el estricto control  del antiguo imperio, promovió la vagancia, el desasosiego y el libertinaje. Pronto la  corona española impuso los reglamentos necesarios para la distribución y consumo de la bebida de los dioses. Es así como nacen las pulquerías, un lugar el cual se expendía alcohol en forma de pulque en determinados horarios con un ambiente de relajación, para mitigar lo que en la actualidad se llama stress.

Las pulquerías generaron encadenamientos económicos que mucho le beneficiaban a la Nueva España, así como a los subsiguientes regímenes de gobierno bastante convulsos hasta el siglo XX. La única estabilidad económica y social  que se percibió en 454 años fue el ambiente dentro de las pulquerías. Un espacio que con el tiempo se convirtió en el refugio perfecto de las desventuras, desamores situaciones caóticas de las vidas imperfectas de quien las visitaba. Músicos, juegos de azar como la rayuela, los volados, con un sinnúmero de conversaciones sin fin alguno que mitigaban el panorama sombrío detrás de sus puertas.

La vanguardia mexicana retomó la pulquería como un símbolo de arte puro, influenciados quizá por las fotografías de Hugo Breheme (1910) “Tlachiquero”[1] y “Los borrachos”. Diego Rivera y O´ gorman vieron en el ambiente de las pulquerías un lugar propio para algunas de sus tertulias, derivando en una mítica práctica de muralismo dentro de ellas, conceptualizando la ironía de la espontánea picardía mexicana ante la lucha de clases. El contexto de la pulquería siempre se ha ostentado como un lugar para la clase trabajadora, campesina y pobre.

Frida Kahlo con el precedente de Rivera y O´ gorman en 1943 promovió con sus alumnos de La Esmeralda llenar de murales “La Rosita”, pulquería cercana a su casa en Coyoacán. La práctica estética vanguardista de Frida se acopló con su cercanía a la clase popular con claro contrapeso burgués, mientras que mantenía la línea del arte para las masas. La Rosita actualmente atendida por Lalo Albert dice en forma muy segura – Esta es La Rosita, la que pintó Frida y sus alumnos de la esmeralda, las pinturas están debajo de los mosaicos. Estoy esperando que venga el profesional que contraté para que los quite, pero con cuidado, no sea que se lleve un cacho de pintura – Claro que se trata de una broma pues esta no es la misma que Kahlo pintó.

El ambiente desenfadado, aserrín en el piso, azulejo en todas las paredes y la rockola al medio, forman parte de la disposición del espacio de la pulquería, misma que retrata atinadamente la película “La pulquería”, esta se convierte de nuevo en una forma de hacer presente en el cine, el concepto claro de la decadencia y refugio de las clases menos favorecidas. La ironía se hace presente esta vez en los diálogos llenos de doble sentido que pueden servir  a la vez de claro ejemplo del como se generan nuevos nichos culturales dentro de las crisis económicas.

El empuje publicitario así como nuevas estrategias empresariales del duopolio de la cerveza en México, posicionaron a esta bebida como la más preferida por las clases populares.  La crisis económicas recurrentes del país llevan a la par un abandono casi total de las actividades agrícolas, disminuyendo así la producción de pulque, la nueva demanda sesgada hacia la cerveza hizo parcialmente desaparecer las pulquerías de la ciudad de México hacia la década de los 90.

En la actualidad es posible visitar estos lugares que se niegan a desaparecer en algunas calles del centro histórico y los emblemáticos barrios de la delegación Cuauhtémoc, Xochimilco, entre otras. Los nombres de las pulquerías bien nos pueden dar una muestra del colorido qué es el hambiente dentro de ellas, con nombres como: No más no llores, La Quebradora, La hija de los Apaches, Las Duelistas, El Templo de Diana, Los Charros, La Gran Canoa… Se puede apreciar dentro de ellas todas las grandes variedades de pulque curado directamente del valle de Apan Hidalgo.

En el siglo XXI la concientización de la cultura mexicana es vital para observar mas allá de los nuevos esquemas de creación artística y cultural. La reivindicación de conceptos como el día de muertos con la reproducción artística fundamentada en las calaveras de Posada; con la ideología ritual prehispánica, ó el esfuerzo de algunos difusores culturales, como cronistas de Xochimilco y el DF en general, en preservar la figura estética de las pulquerías, son vitales para la ostentación de una identidad única, una cultura que nos haga diferentes a la reproducción en masa de conceptos artísticos occidentales vacios.





[1] El que raspa el centro del maguey para sustraer el aguamiel que posterior a su fermentación será pulque.

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